La conquista del Caribe por parte de los muchos
imperios que han caído sobre él causó la casi total desaparición de los
indígenas en la región y la desaparición total de ellos en las islas, y causó,
desde luego, las naturales sublevaciones de unos pueblos que se negaban a ser
esclavizados y exterminados en sus propias tierras por extraños que habían
llegado de países lejanos y desconocidos. Esa conquista causó la llegada a la
fuerza y la subsiguiente expansión demográfica de los negros africanos,
conducidos al Caribe en condición de esclavos, y causó sus terribles y justas
rebeliones, que produjeron inmensas pérdidas de vidas y bienes. Las actividades
de los imperios han provocado guerras civiles y revoluciones que han
trastornado el desenvolvimiento natural de los países del Caribe, y ese
trastorno ha impedido su desarrollo económico, social y político.
Algunas
de las revoluciones del Caribe, como la de Haití y la de Venezuela, dieron
lugar a matanzas que asombran a los estudiosos de tales acontecimientos, y
desataron fuerzas que operaron o se reflejaron en países lejanos. La violencia
con que han luchado los pueblos del Caribe contra los imperios que los han
gobernado da la medida de la fiereza de su odio a los opresores. Los pueblos
del Caribe han llegado en el pasado, y sin duda están dispuestos a llegar en el
porvenir, a todos los límites con tal de verse libres del sometimiento a que
los han sujetado y los sujetan los imperios. Sólo si se comprende esto puede
uno explicarse que Cuba haya venido a ser un país comunista.
Lo que
cada pueblo puede dar de sí, económica, política, culturalmente, viene
determinado por lo que ha recibido en el pasado, por la calidad de las fuerzas
que lo han conformado e integrado. Las fuerzas que han actuado y están actuando
en el Caribe han sido demasiado a menudo ciegas, crueles y explotadoras. Nadie
puede esperar que los pueblos formados e integrados por ellas sean modelos de
buenas cualidades.
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