Hace 81 años la frontera
entre Haití y la República Dominicana fue el escenario de una masacre que,
aunque ha formado parte durante mucho tiempo del imaginario colectivo haitiano,
era desconocida para el resto del mundo.
El episodio se bautizó como la "masacre del
perejil", porque los soldados dominicanos llevaban una rama de perejil y
le preguntaban a los sospechosos de ser haitianos que pronunciasen dicha
palabra.
A aquellos que tenían como
lengua materna el criollo haitiano les resultaba difícil, un error que les
podía costar la vida.
Los historiadores estiman que entre 9.000 y 20.000
haitianos fueron asesinados en la República Dominicana bajo las órdenes del
dictador Rafael Trujillo.
Los cuerpos fueron arrojados en el Río Masacre,
ominosamente bautizado así por una antigua disputa colonial entre España y
Francia.
Los asesinatos de 1937
cambiaron la relación entre los dos países de la isla La Española y sus efectos
pueden verse todavía hoy.
Desde finales de septiembre a mediados de octubre de
ese año hombres, mujeres y niños fueron primero reunidos y posteriormente
golpeados hasta la muerte solo por el hecho de ser haitianos.
Incluso dominicanos de piel oscura fueron víctimas de
una purga conocida como "el corte".
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