Monday, July 2, 2018

Los Alcaldes Pedáneos

Datos interesantes
Una de las instituciones más importantes del Estado dominicano y, sin embargo, tal vez la menos estudiada académicamente, ha sido la del alcalde pedáneo.
Esta institución existe en la administración pública española en donde los alcaldes pedáneos son aquellos funcionarios locales de menor jerarquía que tienen a su cargo el gobierno de las pedanías municipales.
En España las pedanías equivalen a las secciones provinciales dominicanas. Los españoles las definen como "entidades de ámbito territorial inferior al municipio" o : "entidades sub-municipales", esto es, "núcleos de pequeño tamaño de población generalmente rural".
Por su nombre y funciones, la República Dominicana parece haber heredado esta institución de los españoles, pero en Haití también existieron, y existen, estos funcionarios, aunque con otro nombre, desde los días revolucionarios de Toussaint Louverture. Allí, al funcionario local que ejerce el poder político en las comunidades rurales, se le conoce con el nombre de "chef de section" (jefe de sección).
Entonces, las funciones de los "chefs de section" fueron encargadas a los alcaldes pedáneos, con la diferencia de que éstos, los dominicanos, fueron en su mayoría civiles, no militares, y sus funciones fueron más políticas y policiales que económicas, como había sido el caso haitiano.
Sin embargo, como los dominicanos tuvieron que construir su nuevo Estado mientras libraban una guerra de independencia contra los haitianos, los alcaldes pedáneos fueron encargados de auxiliar a las fuerzas armadas nacionales asistiendo a sus comandantes en tareas logísticas y de reclutamiento de combatientes.
Así, desde el principio de la República Dominicana, los alcaldes pedáneos quedaron subordinados al poder militar, aunque dependían directamente del gobernador provincial, pero como durante muchos años los gobernadores ejercían simultáneamente funciones políticas y militares (se les llamaba Gobernador Político y Militar), los alcaldes no pudieron escapar a la influencia militar y eran considerados como accesorios del poder militar, aunque sus funciones fuesen constitucionalmente políticas.
Esto se hizo más claro durante la Era de Trujillo cuando los alcaldes pedáneos sufrieron un proceso de subordinación ante la abrumadora presencia militar en casi todos los órdenes de la vida dominicana. Aun cuando los alcaldes dependían de los gobernadores, y éstos eran figuras notables del Partido Dominicano, en las cabeceras provinciales los gobernadores debían compartir el poder político con los comandantes militares.
Era común entonces que las patrullas militares que deambulaban por los campos pidiendo cédulas de identidad y carnés de membresía del Partido Dominicano tuviesen más poder coyuntural que los alcaldes pedáneos, a pesar de ser éstos la autoridad social legítima en las secciones y comunes rurales.
Las patrullas militares, sin embargo, cuidaban de no deslegitimar el poder social de los alcaldes pedáneos pues éstos servían al régimen como intermediarios funcionales entre el Estado y las comunidades rurales.
Además, como estaba claramente establecido que su autoridad derivaba de la delegación directa del gobernador provincial, y la de éste del Dictador por vía directa o a través del Secretario de Estado de Interior y Policía, los alcaldes pedáneos eran ampliamente respetados ya fuese por su propio liderazgo o porque tenían la potestad de ejercer el poder represivo del Estado.
En los casi cincuenta años que han transcurrido desde la caída de la Dictadura la sociedad dominicana ha experimentado muchísimos cambios que afectaron la estabilidad y la existencia de la institución del alcalde pedáneo.
Entre los cambios más decisivos se encuentra la revolución de las comunicaciones que ha vivido el país, concomitantemente con el desarrollo de los partidos políticos y la proliferación de organizaciones populares, instituciones sin fines de lucro y grupos religiosos que ahora interactúan directamente con las comunidades sin necesidad de la intermediación de los alcaldes pedáneos.
Todas esas instituciones, más el mismo gobierno nacional por vía de sus ministerios, direcciones generales y otras agencias, terminaron socavando el poder y las funciones de los alcaldes pedáneos, convirtiendo esta institución en una estructura superflua dentro del Estado dominicano.
La democratización política y la pluralización institucional erosionaron de tal manera la autoridad de los alcaldes que los hicieron irrelevantes, pero hay que reconocer que durante casi 150 años esa institución tuvo una funcionalidad muy significativa que es necesario estudiar para entender el funcionamiento político de la vida rural dominicana.


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